Un detonante para mejorar la herencia urbana recuperando espacios emblemáticos de la ciudad. Sobre la base de foros de participación, la experiencia Huelva Apunta, promovida por el Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva (COAH), prosigue en su reto de repensar el urbanismo en esta tregua que da la crisis y aportar al Ayuntamiento ideas expertas para futuras inversiones. La decana de la institución, Noemí Sanchís, hizo ayer público el fallo de la primera fase del Concurso de Iniciativas de Intervenciones Urbanas, una convocatoria que se ha estructurado en tres ejes de la ciudad, con propuestas, como dijo Sanchís, abordadas «no sólo desde una dimensión urbanística, sino también social y económica». Se trata de los ejes Santa Fe-La Cinta (Noreste); Vía Paisajista-Rio Tinto (Sureste); y Ría del Odiel-Barrio Obrero (Suroeste). Los paneles de las propuestas están expuestos en la sede del COAH de la calle Puerto.

Presidiendo la entrega de premios, el alcalde de la ciudad, Pedro Rodríguez, agradeció «la implicación de los arquitectos con Huelva, que son como el departamento de I+D+i de la ciudad que sienta las bases para construir la Huelva del Futuro». El regidor valoró especialmente que las propuestas ganadoras «sintonizan» con su «idea de futuro para esta ciudad» desde los pilares del respeto a las señas de identidad, el desarrollo sostenible y la potenciación del turismo.

Por su parte, el diputado de Infraestructuras de la Diputación Provincial, Alejandro Márquez, agradeció igualmente «esta aportación desde el conocimiento y el compromiso con Huelva», destacando que «Huelva Apunta es una reflexión cualificada que pretende dar respuesta a ecuaciones urbanísticas de la ciudad. Tenemos que ser ambiciosos a la hora de pensar y diseñar la ciudad».

Para el primero de estos ejes, se ha alzado como propuesta ganadora la titulada El buscador de agua, de Mª Luz Galmades, que ha contado con la colaboración de Luisa Alarcón. Se trata de solucionar los problemas de conexión entre la ciudad baja y la alta mediante una serie de caminos peatonales y vías ciclistas, desde la zona de San Pedro hasta el Conquero, resaltando la plasticidad de los cabezos y potenciando los valores paisajísticos, arquitectónicos y arqueológicos de este recorrido. Se plantea un estudio para la estabilización de los taludes «con técnicas no agresivas de bioingeniería y control de las escorrentías de agua». La posición estratégica de charnela entre la ciudad baja y la alta constriñe todo el área con un dominio absoluto del tráfico rodado frente al peatón, con lo que se propone redirigir el flujo circulatorio que baja, acompañando al cabezo y redirigiéndolo al Paseo de la Independencia en un esquema de peine, y recuperar para el peatón el entorno inmediato de la Catedral-Universidad y la Plaza de Toros. Asimismo se defiende la recuperación del Mercado de la Merced, para su uso público como mercado, galería comercial, hostelería, o formando un tándem con el antiguo Mercado de Santa Fe con un uso cultural o de ocio.

En el Eje Vía Paisajista-Río Tinto, la propuesta premiada ha sido Un camino para la Historia, de Cayetano Campero, con el que han colaborado Juan Antonio Morales y Luis Alfonso Morales. Se plantea un recorrido histórico de la ciudad -visitable y señalizado- desde su configuración geológica. Este primer hito se representaría mediante la «huella arqueológica» del espacio público perdido del antiguo cabezo molino de viento. La segunda parada es la huella tartéssica, realizada cronológicamente en la representación de la acrópolis de los Tartessos, localizada en los Parques de Alonso Sánchez y la Esperanza, mediante una rica herencia de restos arqueológicos. La tercera marca es la huella inglesa, localizada en el Barrio Obrero. En las antiguas naves ferroviarias donde se fabricaba el compost se localizan las huellas de los antepasados de la industria moderna.

Para el tercer eje, el jurado ha resuelto premiar dos propuestas. Por un lado, + que verde, de Pedro Górgolas, con el que han colaborado Carmen Fernández, Mª Ángeles Freytas y Juan Carlos Lagares. Se plantea una solución de borde urbano que consigue resolver los problemas de conexión de la ciudad nueva y la vieja, desde el Casco Histórico hasta el Ensanche Sur, realizando una propuesta alternativa a la ordenación pormenorizada del mismo. Se sostiene que «la posibilidad de pacificar la relación del tejido histórico de la ciudad con su principal Ensanche residencial y, al tiempo, con la Ribera del Río Odiel, no debe reducirse a un ejercicio de maquillaje urbano en los suelos liberados por el desmantelamiento de las instalaciones ferroviarias, concretado en una infraestructura verde lineal que actúe de rótula o charnela entre la ciudad existente y el Nuevo Ensanche».

Por otra parte, para este mismo eje Ría-Barrio Obrero se ha alzado en el concurso la propuesta Entre dos aguas, de Cayetano Campero, que en esta ocasión, además de colaborar con los arquitectos anteriormente citados, ha sumado al equipo a Cesáreo Romero. De la iniciativa se destaca que «se trata de un potente elemento vertebrador de la ciudad que genera un eje de infraestructuras y transportes vinculando la historia e identidad urbana a su futuro potencial de desarrollo socioeconómico. Pone en valor la ría del Tinto y el Odiel, con una propuesta innovadora que aborda sin complejos el problema de las balsas de fosfoyeso, su regeneración ambiental, paisajística y patrimonial, mediante la recuperación y puesta en valor del estero de las Metas, haciendo visible la parte histórica del estero y la relación de los ríos con la ciudad».

Entre otras actuaciones, se plantea la creación de un gran Parque del Ferrocarril que una el Muelle de Riotinto con las antiguas ruinas ferroviarias, convirtiendo este eje en la ‘Puerta del Atlántico’ -con la futura estación ferroviaria del AVE- y en un eje estructurante del sistema de transporte multimodal, sirviendo de intercambiador de transportes colectivos. Se integraría aquí un sistema de transporte naútico desde el antiguo cargadero de mineral con los distintos municipios costeros del litoral.