MODELO DE CIUDAD
El Nuevo Plan General se impregna de unos principios de ordenación urbanística orientados a refutar, censurar e impugnar las estrategias neoliberales caracterizadoras del modelo urbano-territorial ideado en el actual planeamiento municipal. Para ello, se ha optado por impulsar un “urbanismo transformacional” basado en: (a) promover la contracción de las expectativas de crecimiento consignadas en el plan general vigente, (b) manejar, como factores coadyuvantes del desarrollo urbano sostenible, la capacidad estructurante de la infraestructura verde, la accesibilidad universal (movilidad sostenible) y la eficiencia metabólica del sistema (agua, energía y residuos) y, desde luego, (c) utilizar la regeneración urbana integral de la ciudad como argumento defensivo contra la tentación de proseguir la senda de mercantilización territorial del pasado reciente. En definitiva, el nuevo marco de reflexión propuesto se basa en «la triple premisa de preservar lo inmejorable, mejorar lo mejorable y sustituir lo rechazable» (Verdaguer, 2020: 248).
URBANISMO TRANSFORMACIONAL
La reorientación estratégica impulsada en la ordenación de la fábrica urbana de Palma, debe coadyuvar a proyectar una ciudad ambientalmente cualificada, funcionalmente diversa, homogéneamente equipada, socialmente cohesionada y metabólicamente eficiente asegurando, ante todo, la salvaguarda del interés colectivo. Para ello, se incentiva un urbanismo transformacional basado en la reprogramación urbana, la redefinición del espacio público de la calle, la inversión de la poliédrica marginalidad de barrios vulnerables, la reutilización de espacios centrales obsoletos y la intensificación socio-funcional de las desnutridas periferias contemporáneas.
En definitiva, una ciudad de encuentro e intercambio, espacialmente justa, razonablemente compacta, verde, universalmente accesible, resiliente frente a la emergencia climática, inclusiva e integradora.